Para el diseño de las oficinas de Toshiba, se identificó que la distribución existente presentaba deficiencias en circulación y ventilación. Las áreas cerradas restringían el flujo de aire, por lo que se propuso la incorporación de ventilación mecánica y una nueva estrategia espacial basada en un diseño de planta abierta. Esta transformación permitió una mayor conexión visual y espacial, mejorando la calidad del ambiente interior. Además, se reubicaron los puestos de trabajo para priorizar el confort y se establecieron estaciones de trabajo itinerantes, logrando así reducir la densidad por metro cuadrado y generar un entorno más flexible y saludable.